Tras el Decreto firmado el 1 de octubre de 2020, el aceite de CBD, que utiliza el ingrediente activo del cannabis, ha sido clasificado como medicamento. La intervención legislativa buscada por la ministra de Sanidad supone un auténtico retroceso que penaliza fuertemente al sector cannábico ligero.
El motivo de esta decisión, que favorece a las empresas farmacéuticas, se debería a la llegada de un nuevo fármaco llamado Epidiolex, que se utiliza para tratar la epilepsia y que ya ha obtenido la aprobación de la Unión Europea.
De hecho, la medicina y la OMS han destacado repetidamente que el principio del cannabis no es psicotrópico. En este sentido, también se estudiaron los beneficios del aceite de CBD obtenido mediante la extracción en frío de semillas de cáñamo sativa.
El aceite de CBD, en particular, contiene altas concentraciones de ácidos alfa linoleicos, así como Omega 3 y 6, aminoácidos, vitaminas, sales minerales, fitoesteroles y cannabinoides.
Sin embargo, la presencia de THC sigue siendo baja y esto explica que los efectos psicotrópicos de este aceite sean casi nulos.
A la luz de todo esto, ahora es indiscutible que el aceite de CBD es un producto completamente natural que ofrece todo conjunto de beneficios para el organismo, muy útil en la lucha contra los trastornos articulares y musculares pero no solo.
De hecho, el aceite de cáñamo se usa ampliamente para tratar la inflamación, el asma, la sinusitis y diversas enfermedades que afectan las vías respiratorias. Cantidades limitadas también son eficaces para tratar algunas afecciones de la piel, como dermatitis, psoriasis o herpes, así como algunas enfermedades que afectan al tracto gastrointestinal.
Tras numerosos estudios sectoriales, también se ha descubierto que el aceite de CBD es particularmente útil contra la enfermedad coronaria, así como para bajar la presión arterial, reducir el exceso de grasa en la sangre y, por tanto, reducir en general el riesgo de mortalidad por problemas cardíacos.
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Aceite de CBD y THC: ¿cuáles son las diferencias?
El nuevo decreto emitido por el gobierno que incluye el aceite de CBD entre los medicamentos resulta algo cuestionable solo considerando las considerables diferencias de este producto curativo en comparación con aquellos con altos contenidos de THC.
Cabe señalar que el CDB o cannabidiol es muy diferente del THC, en que no genera estados de confusión mental, agitación y efectos en la psique propios de la marihuana. En palabras muy simples, no es una sustancia asombrosa, sino que ayuda a relajar la mente y el cuerpo.
A principios de la década de 1970, investigadores estadounidenses de la Universidad John Hopkins descubrieron que el cerebro humano contiene un sistema endocannabinoide formado por receptores capaces de reaccionar con sustancias muy similares a las de los cannabinoides que se encuentran en el cannabis.
El sistema endocannabinoide humano trabaja de forma completamente espontánea, logrando estimular las defensas inmunitarias, regulando las funciones nerviosas, la circulación y el latido del corazón.
La ingesta de aceite de cannabis, por tanto, puede favorecer la restauración natural del equilibrio corporal, gracias a los receptores que contribuyen al proceso de curación.
Muchos se preguntan si tomar aceite de CBD tiene efectos secundarios y puede causar complicaciones de varios tipos. En realidad, los únicos efectos encontrados, en caso de consumo excesivo, son sin embargo raros y menores.
Por lo tanto, la suposición es siempre segura, pero a condición de no exceda las dosis recomendadas, posiblemente por determinar también con el apoyo de su médico.
Los efectos más frecuentes son boca seca, sensación de cansancio, mareos, náuseas y aumento del apetito. Sin embargo, estas condiciones son temporales y se superan normalizando las dosis de aceite que se ingieren diariamente.
En la mayoría de los casos, se recomienda no exceder los 300 mg por día de aceite dentro de los 6 meses.
En otras ocasiones las dosis pueden alcanzar los 1500 mg al día pero siempre por periodos cortos.
La mayoría de los usuarios consiguen grandes beneficios con solo 15 mg de aceite.
Lo importante es no abusar de él, como se espera de cualquier producto, ya sea farmacéutico o de origen vegetal. Siguiendo las dosis correctas no hay complicaciones ni molestias.
En caso de migraña, ansiedad, agitación, estrés, crisis de pánico, etc. El aceite de CBD es, por tanto, un remedio completamente natural que evita el uso excesivo de fármacos, que no siempre son del todo respetuosos con el organismo.
Los aceites de CBD deben elegirse con cuidado y solo entre aquellos obtenido a partir de cannabis ligero cultivado en agricultura ecológica, por lo tanto, sin el uso de fertilizantes, pesticidas o aditivos químicos. El dosificador que acompaña a cada botella permite una ingesta precisa y sin desperdicios.
Cannabis legal y falta de información
Lamentablemente, todavía existe mucha desinformación sobre el cannabis legal y esto lleva a los potenciales consumidores a desarrollar una serie de prejuicios, además de alimentar muchas perplejidades.
En realidad, el cáñamo ligero se diferencia de la marihuana clásica no legalizada debido a la bajos porcentajes de THC, que no superan el 0,6%. Sin embargo, en cuanto al aceite de CBD, el límite máximo de THC permitido por la ley no supera el 0,2%.
A pesar de esto, nuestro gobierno continúa con una política bastante hostil hacia esta planta, así como hacia todas las actividades relacionadas con ella.
Esta línea dura la mayor parte del tiempo tiene el resultado final de fomentar el crimen y las ventas farmacéuticas. La inclusión del aceite de CBD entre los medicamentos hoy en día parece ser una gran contradicción, solo para considerar que la OMS había considerado sus efectos beneficiosos completamente naturales en el cuerpo.
El decreto seguramente tendrá repercusiones para el público consumidor y ya está provocando acaloradas controversias, también porque la redacción del texto suscita dudas interpretativas que ponen en dificultades a los propios farmacéuticos. De hecho, no está claro cuándo el CBD natural en cristal, una vez insertado en el aceite o en cápsulas para uso oral, debe considerarse sorprendente.
Mientras tanto, solo queda esperar nuevas disposiciones del Ministerio, como, por ejemplo, los porcentajes dentro y fuera de los cuales el producto puede considerarse un suplemento o un medicamento.
En la actualidad, sin embargo, el escenario no es muy tranquilizador.